viernes, 10 de abril de 2015

LA HUMILDAD EN LA FAMILIA



LA HUMILDAD EN LA FAMILIA


Ante un hombre contemporáneo que vive alejado de Dios y de sí mismo hoy en día es sumamente necesario recordar la importancia de vivir las llamadas virtudes fundamentales, entre ellas la humildad.





¿Qué es la Humildad?

“La humildad no es otra cosa que andar en verdad, caminar según la realidad auténtica y objetiva. Por ello, no se trata de menospreciar o negar el valor de la persona humana como tampoco exaltarlo de manera ilusoria, falseando o distorsionando su dignidad. En este sentido, la soberbia y la vanidad se oponen a esta virtud. Se trata de reconocer y aceptar la condición humana con todo lo que lleva de fragilidad y grandeza, de miseria y dignidad, como misterio insondable cuya verdad nos trasciende”. 

Se trata entonces de ser objetivos y realistas aceptándonos tal como somos, aceptando nuestra historia personal, los padres que tenemos, nuestro físico, nuestra realidad socio-económico, etc. Es muy importante admitir que tenemos talentos y virtudes pero que también tenemos fragilidades y defectos. Se trata de tener una visión objetiva, integral y realista de cada uno de nosotros. Ser humilde entonces significa aceptarme tal como soy con mis cosas buenas pero también con mis limitaciones.

Esta virtud de la humildad resulta indispensable en nuestra vida cristiana, en el seguimiento fiel de Jesucristo. No se entiende como alcanzar la plena conformación con el Hijo de María si se prescinde del fundamento de la verdad. Sólo partiendo de una conciencia clara de nuestra propia realidad podemos acoger la gracia y orientar rectamente nuestros dinamismos fundamentales de permanencia y despliegue viviendo el amor a Dios y la caridad universal a los seres humanos.

“La humildad nos conduce por la senda de la verdad y de la paz auténtica, pues nos sitúa en las coordenadas correctas de nuestra propia identidad. Pero cuando decimos que la humildad es andar en Verdad estamos afirmando dos dimensiones que se complementan. Por un lado está esa dimensión de la verdad que brota del encuentro con uno mismo, por el que constatamos nuestra radical insuficiencia y nuestra apertura a lo trascendente. Pero, por otro lado, afirmamos también la verdad sobre el hombre que sólo el Señor Jesús, Verbo Encarnado, nos puede revelar. De esta manera, andar en Verdad no afirma simplemente la autoconciencia que brota de la experiencia vital, sino también el encuentro revelador con el Hijo de María que es "la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo" (Jn 1, 9)”. (Camino Hacia Dios No.49)

La humildad y la aceptación personal nos conducen también a la aceptación del otro, de los demás tal como son, como seres únicos e irrepetibles y distintos. “El otro” es un Hijo de Dios con muchas virtudes pero también con distintas fragilidades, se trata entonces de asumir que esa persona es así y que yo estoy invitado a quererlo y respetarlo.

En este contexto es importante recordar que aceptar no es lo mismo que estar de acuerdo. Yo estoy invitado a aceptar a mi hermano con tal o cuál defecto, a quererlo, amarlo y ayudarlo pero ello no quiere decir que esté de acuerdo con dicho defecto o con esa manera de ser.




¿Cómo Vivir la Humildad en Familia?

1. Aceptando incondicionalmente a cada uno de los miembros de mi familia.

2. Valorando integralmente a cada integrante de la familia como un ser único, distinto e irrepetible.

3. Acogiendo y amando “al otro” como Hijo de Dios y miembro de mi familia. 

4. Respetando y valorando las diferencias entre los unos y los otros. Esto nos llevará a alegrarnos porque “el otro” es distinto a mí y enriquece a la familia.

5. Realizando primero un esfuerzo por escuchar al otro antes que pretender que me escuchen a mí.

6. Ayudando a mi familiar en sus labores cotidianas; saliendo al encuentro del otro en el día a día de manera que encuentre apoyo en su trabajo o estudio diario.

7. Cuándo veo algo mal en algún miembro de mi familia estoy invitado a hacerme el espacio para comentárselo y decírselo de manera adecuada y en el mejor momento.

8. Cuándo me critican y me señalen cosas por mejorar; admitir y aceptar dichas correcciones con sencillez y transparencia.


Se trata entonces de avanzar en una existencia virtuosa y humilde, se trata de ayudarnos los unos a los otros, juntos es más fácil. La familia cristiana es una auténtica escuela de virtudes y de humildad, cada miembro de la familia es muy importante y es para los otros un aliento de vida cristiana y de esfuerzo cotidiano por vivir la humildad en la vida cotidiana.




La humildad

Es la actitud que no otorga prioridad a las riquezas materiales, Físicas o visibles. Es la situación, que tampoco presta atención, o se deja envanecer, por halagos que se hagan por ocupar posiciones cimeras., por tener riquezas económicas, por tener fama o porque tenga lugar sobresaliente en la sociedad en la que se desenvuelve. Es la postura que no permite que le afecte la lisonja de los demás. La persona humilde no se considera sobresaliente en la sociedad ni piensa que lo que hace sea suficientemente digno como para ser considerado fuera de lo común.

La humildad representa el recato, la modestia, la reserva, la sencillez, la paciencia, la vergüenza, servicio , es amor. Es la humildad la gestora del amor, la fraternidad y la paz entre los seres humanos. No basta con predicar amor, ni fraternidad, ni paz si en la vida cotidiana se actúa con egoísmo y se practica, la soberbia, la grosería y el orgullo.

La humildad es inherente a la ecuanimidad. Afronta los conflictos para resolverlos. No los evade ni confronta. Enfrenta los problemas. No es parte de ellos, es parte de la solución.

La actitud humilde es amorosa es empática. Es tolerante y honesta, por eso lucha contra las situaciones de antivalores y consumismo que vive la sociedad. Representa la caridad. es cooperativa. Da significado e importancia al grupo al que pertenece y colabora para su mejor desarrollo. Tiene pensamientos positivos. Entiende que la competencia es necesaria cuando no es contra los demás sino consigo mismo.

La humildad no es un estado pasivo. Es actividad. no se proclama ni se anuncia. Tampoco se muestra ni se demuestra. Ella sola se irradia.

El humilde lucha por el bien común. No es una isla es un ser netamente social.

La humildad siendo un valor, también tiene valor en el sentido de ser valiente. Los humildes no son cobardes. Por lo que no debe confundirse la humildad con el estado de miseria ni de flojera ni de timidez.




LA HUMILDAD EN LA SOCIEDAD



HUMILDAD

Es la virtud por la cual se puede alcanzar el anonimato a partir de un proceso de dilución en la Vida e identificación con la totalidad. Se acompaña habitualmente con el servicio y se identifica con la ausencia de importancia personal. La humildad surge cuando se le sustrae al ego su protagonismo.

Es una bella cualidad, muy poco extendida en una sociedad que se orienta hacia la apariencia, lo superfluo, la vanidad y el “escaparatismo”. La humildad es modestia, sencillez, y muestra al ser humano sin afectación, apacible, libre de la soberbia y del egocentrismo. Surge del conocimiento de los propios defectos y del límite de las propias fuerzas, y no permite exagerar el mérito propio ni ensalzarse sobre los demás. No consiente despreciar a nadie e inclina a escuchar el consejo y el ejemplo de todos, incluso de los inferiores.

La humildad no tiene nada que ver con el andar en busca de aplausos, ni con saborear el humo de la lisonja. Ninguna persona que en verdad sea humilde piensa en términos de acercarse a la perfección ni en las ventajas que unas personas puedan llevar sobre otras en el andar del camino espiritual.


LA IMPORTANCIA DE LA HUMILDAD EN LA SOCIEDAD

Aquellos que no practican la humildad poseen un sentido excesivo de su propia importancia, ya sea en un empleo, en una relación, o en la sociedad. Sin humildad te vuelves orgulloso. El orgullo lleva a la envidia o a los celos debido a la creencia de que los otros no deben tener más que tú. La falta de humildad muestra una falta de respeto hacia las personas con las que convives y esto afecta las relaciones que posees.



Pretensión
Basándose en las enseñanzas judías, la gente humilde está libre de envidia y esto reduce su ansiedad, descontento e infelicidad. En el libro "Código de ética judía" (“A Code of Jewish Ethics”), Joseph Telushkin escribe: "Debido a que las personas humildes no consideran que son superiores a los otros, o que merece más que ellos, son menos propensas a poseer una actitud pretenciosa". Explica también que la pretensión lleva a la envidia y la falta de satisfacción en la vida, puesto que no posees lo mismo que otros.

Decisiones
Practicar la humildad lleva a tomar mejores decisiones. Aquellos que están llenos de orgullo suelen ignorar los consejos e ideas de los demás. En el libro "Espiritualidad para Dummies" (“Spirituality for Dummies"), Sharon Janis escribe, " Al poseer humildad, tienes la mentalidad para considerar todas la ideas que se cruzan en tu camino, ya que tu guía proviene del interior, de un estadio sagrado de sumisión, fe, y aceptación propia". La humildad se lleva la necesidad de atenerse, de comparar nuestra opinión con la de otros o de eclipsarlos con nuestras ideas, lo cual puede llevarnos a perder una oportunidad.



Espiritual
Muchas religiones consideran la humildad como centro de sus enseñanzas. Por ejemplo, el cristianismo y el judaísmo requieren que sus seguidores encarnan la humildad para completar su viaje espiritual. En el libro "Terapia sagrada" (“Sacred Therapy”), Estelle Frankel escribe: "Por otro lado, no se puede estar completo a menos que sepamos como rendirnos ante nosotros mismos, de esta forma quizás experimentemos unidad con todas las cosas". La humildad te abre las puertas de la autopercepción, y te ayuda a recibir los dones del ser espiritual en el que crees; además te ayuda a volverte uno con el medio ambiente si sigues algunas de las religiones orientales.
Crecimiento

La humildad te ayuda a identificar tus limitaciones. Al hacer esto puedes realizar cambios y crecer como persona. En el libro "Inclinarse ante la vida" (“Bow to Life”), Joseph Cardillo explica: "Si absorbes el conocimiento fácilmente, creces más rápido, y el éxito llega más pronto". Evitas herir a la gente con tu ego; ésto hace que mejoren tus relaciones y amistades. Las relaciones nuevas y saludables pueden convertirse en oportunidades.