viernes, 27 de marzo de 2015

EL VALOR DE LA HUMILDAD EN UNA EMPRESA

El valor de la humildad en el liderazgo actual

"Saber que no se sabe, eso es humildad. Pensar que uno sabe lo que no sabe, eso es enfermedad."- Lao-tsé (570 aC-490 aC)




Cualidades vitales de un líder
La humildad es una de las cualidades vitales para un líder para nosotros en el área contable Globenatural Internacional. Nos gustaría resaltar los siguientes puntos en este tema tan popular:

Un líder debe tener el tipo de humildad que le permita escuchar a sus clientes internos, externos y buscar ideas afuera de él.

Debe ser humilde al momento de afrontar la complejidad, especialmente hoy en día cuando la movilidad y la tecnología tienen a todo mundo suponiendo o especulando que hacer. Los líderes no pueden basarse en que sus ideas o predicciones son correctas, necesitan percibir los cambios mientras estos ocurren para tener la capacidad de reaccionar oportunamente.

En un equipo de trabajo, donde las responsabilidades son diversas; los líderes deben aceptar humildemente que sus perspectivas necesitan ser ampliadas por otros.

La humildad no significa que seas callado, o que te falte el coraje para decir lo que piensas. 

La humildad y el coraje son cualidades que preparan al líder cuando las situación son difíciles. Esto les permite saber que las cosas no siempre son fáciles. Por lo mismo la humildad les permite poner su contribución en perspectiva. Significa que como líder tú sabes que tu rol en la compañía es realmente servir. 

Esta perspectiva y humildad permite al líder apreciar cuanto depende de otros para realizar su trabajo y que solo juntos podrán llegar a los objetivos establecidos de la organización. 

Un líder no es un profesional haciendo su propio trabajo, sino que se maneja para que sean otras personas las que lo ayuden a hacer que las cosas sucedan. 

En Globenatural Internacional estamos en pro de un liderazgo humano, basado en el desarrollo de capacidades compartidas. 

Una de las condiciones necesarias para aprender y mejorar es tener el valor de la humildad. 

Los resultados de una compañía son tan importantes como mejorarlos en forma sostenida en el tiempo. Para ello la clave es cultivar una cultura sustentada en valores trascendentes. Esto no es posible sin humildad e implica una elección clave para la supervivencia organizacional. 

El dilema de cuidar los resultados o cuidar a la gente nos enfrenta a una elección que pone a riesgo el propio negocio, como lo demuestra el hecho de que un gran porcentaje de la empresa Globenatural Internacional tienen una expectativa de vida equivalente a la mitad de la de un ser humano. Para disolver este dilema tenemos que descubrir de una vez por todas que si no cuidamos a la gente no estaremos atendiendo la efectividad en los resultados. 

La política de cuidar sólo los resultados es como una enfermedad autoinmune que atentará contra la vida misma de la empresa erosionando los mismos resultados que se pretende generar. La soberbia es para el crecimiento de las empresas una de las patologías más destructivas. No hay mejor estrategia de negocio a largo plazo que cuidar los valores humanos con humildad. 


Para concluir traigo la frase de Mahatma Gandhi: 

“Ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.

Si me das fortuna, no me quites la razón.

Si me das éxito, no me quites la humildad.

Si me das humildad, no me quites la dignidad

Ayúdame siempre a ver la otra cara de la medalla, no me dejes inculpar de traición a los demás por no pensar igual que yo.

Enséñame a querer a la gente como a mí mismo y a no juzgarme como a los demás. No me dejes caer en el orgullo si triunfo, ni en la desesperación si fracaso. 

Más bien recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo. 

Enséñame que perdonar es un signo de grandeza y que la venganza es una señal de bajeza. 

Si me quitas el éxito, déjame fuerzas para aprender del fracaso, si yo ofendiera a la gente, dame valor para disculparme y si la gente me ofende, dame valor para perdonar. 

¡Señor…..si yo me olvido de ti, nunca te olvides de mí!” 














viernes, 20 de marzo de 2015

PASOS PARA CULTIVAR LA HUMILDAD EN EL TRABAJO



La humildad es una virtud que se opone a la soberbia.

Pero algunas personas tienen una imagen tan destructiva del mundo de la empresa, y del trabajo, que no se permiten ser ellas mismas desde la humildad. Es decir, viven a la defensiva, se protegen constantemente de los demás como si se relacionarán con el enemigo.



¿Cómo puedes poner en práctica el valor de la virtud en la empresa?



En primer lugar, teniendo una visión humanista del lugar en el que trabajas. En una empresa no sólo importan los resultados sino también, las personas que componen el equipo de trabajo.




Aquí tienes algunas claves para poner en práctica el valor de la humildad:

1) En primer lugar, deben pesar en los beneficios emocionales que te reporta la humildad. Te sientes mucho mejor contigo mismo y además, tu autoestima crece. Simplemente, se trata de mostrarte tal y como eres. Algunas personas tienen una personalidad disociada de tal forma que se muestran de diferente forma dependiendo del contexto en que se encuentran. Debes ser igual de asertivo en familia como en la oficina.


2) Practica los actos puros, es decir, actos que no están bañados por ningún tipo de interés secundario. Haz cosas que te salen del corazón, sin esperar, nada a cambio. Ayuda a tus compañeros de trabajo, por ejemplo.

3) Cuando te equivoques, pide disculpas. Y vuelve a empezar con más fuerza y energía.

4) Asume con naturalidad que siempre habrá personas que estén más preparadas o que sean más competentes. En este contexto, es importante ser humilde cuando ascienden a un compañero en la empresa.

5) Por otro lado, la humildad también potencia la libertad en la toma de decisiones. De forma curiosa, muchas veces, las personas de más éxito son las que tienen más humildad.

martes, 17 de marzo de 2015

VALOR DE HUMILDAD II

EXAMEN DE CONCIENCIA SOBRE LA HUMILDAD



¿Me doy cuenta y tengo siempre presente que nada soy y nada puedo?

¿Consiento pensamientos de engreimiento, vanidad y auto-suficiencia, tales como: “qué bueno(a) soy”, “qué bien hice esto”, “qué capaz soy”, etc.,

¿Busco de los demás aprobación y reconocimiento?

¿Me doy yo mismo aprobación y reconocimiento?

¿Hablo siempre de mí y de mis cosas?

¿Me gusta llevar la voz cantante?

¿Me molesto ante críticas, ataques y humillaciones?

¿Acepto y reconozco mis faltas cuando soy corregido o creo yo tener la razón?

Cuando sirvo, ¿me proyecto yo mismo?

Cuando hablo ¿soy mi propia fuente de inspiración?

¿Trato de llamar la atención con mi supuesta “sabiduría”?

Definición:
Reconocer nuestras debilidades, cualidades y capacidades y aprovecharlas para obrar en bien de los demás, sin decirlo.

Tema:
El valor de la humildad ayuda a las personas a contener la necesidad de decir o hacer gala de sus virtudes a los demás. Una persona que vive la humildad hace el esfuerzo de escuchar y de aceptar a todos. Cuando más aceptamos, más se obtendrá el cariño y reconocimiento, porque una palabra dicha con humildad tiene el significado de mil palabras agradables.

Humildad es aceptar las cualidades con las que nacemos o desarrollamos, desde el cuerpo hasta las posesiones más preciadas. Por tanto, debemos utilizar estos recursos de forma valiente y benevolente. Ser humilde es dejar hacer y dejar ser, si aprendemos a eliminar la arrogancia, reconocemos las capacidades físicas, intelectuales y emocionales de los demás. Por tanto, el signo de la grandeza es la humildad. La humildad permite a la persona ser digna de confianza, flexible y adaptable. En la medida en que somos humildes, adquirimos grandeza en el corazón de los demás.

El éxito en el servicio a los demás proviene de la humildad; cuanto más humilde, mayores logros obtendremos. No puede haber beneficio para el mundo sin la humildad. Una persona humilde puede adaptarse a todos los ambientes, por negativos que éstos sean; nunca dirán “no era mi intención decirlo”, según la actitud, las palabras reflejarán eso, entonces debemos cuidar nuestras palabras para no lastimar sin desearlo. Cuando expresemos una opinión debemos hacerlo con el corazón y mente abierta para aceptarlas particularidades, la fortaleza y la sensibilidad de uno mismo y de los demás.

Para ser humildes, necesitamos ser realistas, conocernos a nosotros mismos tal como somos. Únicamente así podremos aprovechar todo lo que poseemos para obrar el bien. Siempre encontramos cosas en nuestra propia persona que no nos gustan, capacidades que no estamos aprovechando o cualidades que no estamos desarrollando. Lo importante es aceptar la situación e intentar luchar por superarse día a día.


Cómo podemos desarrollar la humildad


Lo podemos lograr si...
  • Aprendemos a aceptar las capacidades de los demás.
  • Reconocemos la propia realidad, sin caer en la arrogancia.
  • Somos sencillos, sinceros y veraces.
  • Pedimos ayuda cuando la necesitamos y reconocemos que no somos autosuficientes.
  • Escuchamos a los demás y dejamos de hablar de nosotros mismos.

Pienso positivamente
  • “El saber, es orgullo de haberse esforzado tanto”.
  • “La sabiduría deber ser sinónimo de humildad”.
  • “Me olvido de mí mismo, para darme generosamente a los demás”.

Para reflexionar

  • Decálogo de la humildad
  • Elimina la soberbia, cultiva el espíritu positivo hacia los demás.
  • No permitir que tus actitudes o palabras ofendan a otros.
  • Estar en armonía es el mejor regalo; sonríe y mira a todos con cariño.
  • Cuida tu lenguaje. No hables para criticar, ni siquiera con el fin de agradar.
  • Haz de la humildad una clave de tu vida y el resultado será una buena autoestima.
  • Reconoce la realidad y esfuérzate por ser mejor.
  • Elige a tus amistades por tus afinidades.
  • Resalta los aspectos positivos en los demás, minimiza sus debilidades.
  • No te sientas superior a nadie.
  • Aprecia otras virtudes para fortalecer la humildad: la modestia, la sobriedad, la mesura, etc.

Que implica la humildad en la familia:

  • Agradecer los buenos consejos que hicieron posible las buenas decisiones que hicieron posible los éxitos.
  • Mostrar gratitud a las personas que nos dedican su tiempo y esfuerzo.
  • Ser transparente unos con otros, reconociendo y apreciando a quien nos ayuda sin decirlo.
Aprender a sostenerme firma solo.

viernes, 6 de marzo de 2015

PERSPECTIVA TEOLÓGICA DE LA HUMILDAD




En las sagradas escrituras tenemos las siguientes citas bíblicas:

1. Salmos 45:4: En tu gloria sé prosperado; Cabalga sobre palabra de verdad, de HUMILDAD y de justicia, Y tu diestra te enseñará cosas terribles.

2. Proverbios 15:33: El temor de Jehová es enseñanza de sabiduría; Y a la honra precede la HUMILDAD.

3. Proverbios 22:4: Riquezas, honra y vida Son la remuneración de la HUMILDAD y del temor de Jehová. 

4. Hechos 20:19: sirviendo al Señor con toda HUMILDAD, y con muchas lágrimas, y pruebas que me han venido por las asechanzas de los judíos; 

5. Efesios 4:2: con toda HUMILDAD y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor,

6. Filipenses 2:3: Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con HUMILDAD, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; 

7. Colosenses 2:18: Nadie os prive de vuestro premio, afectando HUMILDAD y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal, 

8. Colosenses 2:23: Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en HUMILDAD y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne. 

9. Colosenses 3:12: Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de HUMILDAD, de mansedumbre, de paciencia; 

10. 1 Pedro 5:5: Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de HUMILDAD; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes.

11. Job 5:11: Que pone a los HUMILDES en altura, Y a los enlutados levanta a seguridad; 

12. Salmos 10:17: El deseo de los HUMILDES oíste, oh Jehová; Tú dispones su corazón, y haces atento tu oído,

13. Salmos 22:26: Comerán los HUMILDES, y serán saciados; Alabarán a Jehová los que le buscan;
Vivirá vuestro corazón para siempre.

14. Salmos 25:9: Encaminará a los HUMILDES por el juicio, Y enseñará a los mansos su carrera.

15. Salmos 147:6: Jehová exalta a los HUMILDES,Y humilla a los impíos hasta la tierra.

16. Salmos 149:4: Porque Jehová tiene contentamiento en su pueblo; Hermoseará a los HUMILDES con la salvación.

17. Proverbios 3:34: Ciertamente él escarnecerá a los escarnecedores, Y a los HUMILDES dará gracia.

18. Proverbios 11:2: Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; Mas con los HUMILDES está la sabiduría. 

19. Proverbios 16:19: Mejor es humillar el espíritu con los HUMILDES Que repartir despojos con los soberbios. 

20. Isaías 29:19: Entonces los HUMILDES crecerán en alegría en Jehová, y aun los más pobres de los hombres se gozarán en el Santo de Israel. 

21. Isaías 57:15: Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los HUMILDES, y para vivificar el corazón de los quebrantados. 

22. Amós 2:7: Pisotean en el polvo de la tierra las cabezas de los desvalidos, y tuercen el camino de los HUMILDES; y el hijo y su padre se llegan a la misma joven, profanando mi santo nombre. 

23. Sofonías 2:3: Buscad a Jehová todos los HUMILDES de la tierra, los que pusisteis por obra su juicio; buscad justicia, buscad mansedumbre; quizás seréis guardados en el día del enojo de Jehová. 

24. Lucas 1:52: Quitó de los tronos a los poderosos, Y exaltó a los HUMILDES. 

25. Romanos 12:16: Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los HUMILDES. No seáis sabios en vuestra propia opinión.

26. 2 Corintios 7:6: Pero Dios, que consuela a los HUMILDES, nos consoló con la venida de Tito; 

27. Santiago 4:6: Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los HUMILDES.

28. 1 Pedro 5:5: Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los HUMILDES.




MEGALOMANÍA, ROSTRO MODERNO DE LA SOBERBIA

La soberbia es la pretensión del hombre de tener autonomía absoluta sobre el bien y sobre el mal. Tendencia ya presente en los orígenes de la humanidad, no consiste en el deseo de ser "grandes", sino en jactarse de conseguir esa grandeza con las propias fuerzas. Se presenta bajo varias formas, siendo las más graves los vicios contra las virtudes teologales: la negativa a creer, esperar y amar; las menos graves son el exagerado cuidado de sí mismo, la susceptibilidad, el desprecio de la vida ajena, atribuirse virtudes que no se poseen, ufanarse de las que se poseen, subestimar la bondad de los demás o exagerar sus defectos... La soberbia aleja de la verdad; santo Tomás observa que los soberbios pierden la relación afectiva con la verdad: "al complacerse en su excelencia, desprecian el valor de la verdad" (S. Th., II-II, q. 162, a. 3, ad 1). D. Bonhöffer añade: "Existe una verdad satánica. Su naturaleza consiste esencialmente en negar todo lo que es real, adoptando las apariencias de la verdad. Vive del odio contra la realidad, contra el mundo que Dios ha creado y amado... La verdad de Dios juzga lo creado por amor; en cambio, la verdad de Satanás lo hace por envidia y por odio" (Ética, 261). El hombre dominado por la soberbia raramente alaba, le gusta criticar, difícilmente pide y más difícilmente aún agradece y casi nunca reconoce su culpabilidad. La ética laica de hoy no conoce la humildad, y por lo tanto tampoco la soberbia; habla sólo de megalomanía, que coincide con la soberbia si es una actitud interior, y con la vanidad si es una actitud exterior.


EDUCACIÓN EN LA HUMILDAD

La conditio sine qua non de la educación en la humildad cristiana es la presentación íntegra de ella. El educador debe afinar la sensibilidad del educando a los dones divinos naturales y sobrenaturales y guiarlo al conocimiento de sus propios defectos y pecados. Debe enseñar a orar pidiendo perdón y dando gracias, porque en la oración personal y comunitaria es donde se infunden los actos propios de la auténtica humildad cristiana. El educador debe sacar a la luz el mal para combatirlo, pero más aún debe premiar y alabar el bien para evitar el predominio del aspecto negativo. Es preciso que la educación en la humildad cristiana se base en la evidencia de la total dependencia de Dios en todas las dimensiones de la vida presentada en la perspectiva de la historia de la salvación, que tiene su punto central en Cristo y su realización en la Iglesia por medio del Espíritu Santo.


NOTABLEMENTE LA HUMILDAD DESDE LA PRESPECTIVA TEOLOGICA ES TRASCENDENTAL ENSALZA Y ENALTECE AL HOMBRE.


SENTIDO FILOSÓFICO DE LA HUMILDAD. 


Es una cuestión de valores, es decir axiológica, en donde, el hombre en su postura filosófica percibe el mundo o tiene una concepción de la realidad basada en la sabiduría y verdad lejos de toda enajenación.

Al entender su situación en el mundo o en el universo o dentro de la naturaleza, Y FRENTE A DIOS, entiende su condición de necesitado, de frágil, de cuitado, Y QUE ES UN POLVILLO EN EL INMENSO UNIVERSO, que no es más que un insignificante ser vivo pero que a la vez es la conciencia de la naturaleza, y con tal tiene que conducirse ante los demás, ante la sociedad, ante el universo, y ante Dios principalmente. NO SOMOS PODEROSOS PARA ENGREIRNOS NECIAMENTE DE ARROGANCIA, ALTIVEZ. He ahí la humildad, hace que todo sabio se ubique. Como en sus días lo hiciera los filósofos socráticos: "CONOCE TU REALIDAD Y ALCANZARAS LA SABIDURÍA"

La humildad no es una virtud reconocida como tal en todos los sistemas filosóficos. Más aún, en no pocas filosofías se le ha cuestionado hasta el punto de considerarla un vicio en la medida en que representaría una debilidad para afirmar el propio ser. Como en todo, la verdad es muy simple, una única virtud puede llevarnos al vicio, y por ello, todas y cada una de ellas tienen que ir acompañadas de sus hermanas mayores y en muchos casos de las menores. Desde la perspectiva de la evolución espiritual (y en cada ocasión concreta acompañada de las otras herramientas universales que correspondan) la humildad es una virtud de realismo, pues consiste en ser conscientes de nuestras limitaciones e insuficiencias y en actuar de acuerdo con tal conciencia. Más exactamente, la humildad es la sabiduría de lo que somos. Es decir, es la sabiduría de aceptar nuestro nivel real evolutivo. Ninguno de los grandes filósofos griegos (Sócrates, Platón ni Aristóteles) elogió la humildad como una virtud digna de practicarse, ya que nunca llegaron a desarrollar un concepto de Dios lo suficientemente rico para poner de manifiesto la pequeñez del ser humano. En Occidente, es sólo a partir del advenimiento del cristianismo que esta virtud llegar a ser considerada el fundamento imprescindible de toda moral cristiana. Es por ello que para Nietzsche, que no comulgaba precisamente con dicha doctrina, la humildad no puede significar más que una bajeza, una debilidad de instintos propia de quien actúa inspirado por una moral de esclavos. Para su idea moral del superhombre, en cambio, a la sombra de la humildad hay que oponer la claridad de la altivez, tan alabada por los griegos y desde luego, por Nietzsche. La verdad de este dilema, sin duda, se encuentra en nuestro interior. Sin embargo, la filosofía de Oriente, que ha alcanzado un desarrollo espiritual mucho más significativo que la de Occidente, nunca dudó en asignarle un papel relevante dentro de las virtudes del sabio. Así, los verdaderos maestros de la sabiduría mística del Oriente ascendieron a sus más altos niveles de conciencia trascendiendo su ego, transformándose en seres universales al fundirse con el río del mundo. Pero para todos ellos los primeros peldaños del sendero estuvieron hechos de humildad.

Más aún, la humildad es requisito indispensable del verdadero aprendiz, del verdadero discípulo, pues mucha de la disciplina de éste deberá estar basada en la conciencia de lo limitado de su conocimiento para precisamente, en razón de esta carencia, buscar activamente llenarse de él, ya sea a través de los maestros, del impulso a la meditación, del diálogo con sus semejantes o de la investigación personal. La mente humilde es receptiva por naturaleza y por lo mismo es la que mejor está dispuesta a escuchar y a aprender. En el caso opuesto está la mente arrogante que por saber mucho de algún tema se cree capaz de discernir asuntos sobre los cuales no conoce ni los principios más básicos, creyendo estar preparada para emitir juicios válidos sobre cosas de las que no tiene ni la más remota idea. En esta carencia de reconocimiento de los límites de su conocimiento, el arrogante construye su ilusión de ser más importante que los demás. Habitualmente el arrogante incurre en la crítica destructiva que sólo puede conducir al territorio de las hostilidades, pero que no ayuda a nadie.

El verdadero humilde considera siempre que las experiencias de la vida son posibilidades abiertas para aprender cada vez más. En su comprensión considera que el camino de la sabiduría es casi infinito, por lo cual, no corresponde en ninguna etapa de nuestro desenvolvimiento presumir de sabios o eruditos. La humildad como conciencia de nuestra falibilidad esencial nos hace más fácil la tarea de reconocer nuestros errores, fundamento de nuestros ulteriores perfeccionamientos. Mientras el soberbio pierde su tiempo criticando o intentando impresionar a los demás, el humilde sigue rectilíneo su camino de progresión espiritual, sin temer recurrir a la ayuda o a la orientación de quienes están más avanzados en el sendero.

Ser humilde es permitir que cada experiencia te enseñe algo y desde ahí, desaparecen miedos y sufrimientos.


LA HUMILDAD (La reina de todas las virtudes) EL SIGNIFICADO DE LA VIDA

La humildad no es un concepto, es una conducta, un modo de ser, un modo de vida. La humildad es una de las virtudes más nobles del espíritu. Los seres que carecen de humildad, carecen de la base esencial para un seguro progreso. Las más bellas cualidades sin humildad, representan lo mismo que un cuerpo sin alma.

La humildad es signo de fortaleza. Ser humilde no significa ser débil y ser soberbio no significa ser fuerte, aunque el vulgo lo interprete de otra manera.
La humildad es la más sublime de todas las virtudes admirables. Virtud sin humildad no es virtud. El que posee la humildad en alto grado, generalmente es poseedor de casi todas las virtudes, pues la humildad nunca se encuentra sola. Ella es aliada inseparable de la modestia y forma una trilogía con la bondad.

La humildad nos hace tolerantes, pacientes y condescendientes con nuestros semejantes. Es la mansedumbre, la prudencia, la paciencia, la fe, la esperanza.

La humildad es signo de evolución espiritual. El humilde es un ser que ya ha limado muchas de sus impurezas e imperfecciones. Si algún acontecimiento sacude violentamente su espíritu, el humilde sabe recibir los golpes de la vida con fe y resignación y pronto su alma encuentra el alivio necesario.


LOS BENEFICIOS DE LA HUMILDAD


1. Quien aprende a realmente ser humilde, logra vivir una vida más feliz.

2. Al estar en armonía con uno mismo, se está dispuesto a mostrar honor y aprecio hacia otras personas. Valorarse a sí mismo trae aparejado valorar a los demás.

3. La humildad crea serenidad y tranquilidad

4. Con humildad se desarrolla la capacidad de admitir las equivocaciones, ya que se elimina el miedo a sentir que uno no vale nada. Al conocerse a sí mismo, la crítica se transforma en una posibilidad de crecimiento.

5. Con humildad, es más fácil perdonar a otros rápidamente.

6. Humildad es apreciar lo que tenemos, es tener conciencia de que todo es un regalo.